La hidratación es un aspecto fundamental para favorecer el entrenamiento y el rendimiento deportivo, por ello, muchos son los que recomendamos un aumento de la ingesta de líquidos cuando se realizan ejercicios regularmente, y especialmente, en épocas de calor.
Sin embargo, todos conocemos los riesgos de la deshidratación, sin saber que un exceso de líquidos en el cuerpo debido a una hiperhidratación, también puede ocasionar severos trastornos en el organismo e incluso, resultar fatal.
La deshidratación ha sido muy comercializada en gran parte por la propaganda de las bebidas deportivas, pero puede existir un grave problema de excesiva hidratación en el deporte. De hecho, un aumento del 2% de agua corporal en total, conlleva a un edema generalizado que puede comprometer el rendimiento físico y mental. Incluso un mayor aumento de la hiperhidratación puede causar lo que se conoce como encefalopatía hiponatremia, que causa confusión, convulsión, coma, y en los casos más graves incluso la muerte por paro respiratorio.
¿Cuántas Formas de Hiperhidratación Existen?
En el caso de hiperhidratación, se distinguen tres formas:
- Hiperhidratación isotónica. Con aumento del sodio sérico (niveles de sodio en la sangre).
- Hiperhidratación hipotónica. Con incremento del líquido a nivel intracelular.
- Hiperhidratación hipertónica. Lo cual es muy raro que suceda, se da con una reducción del líquido intracelular.
¿Cuándo iniciar la preparación de una correcta hidratación?
La preparación para una correcta hidratación del atleta inicia al menos 24 horas antes del rendimiento para una competición o evento deportivo. A su vez, dos horas antes del ejercicio físico y para dar un tiempo adecuado para la excreción del agua ingerida, se pueden beber unos 300-500 mL de agua. Mientras que durante el ejercicio se inicia precozmente a beber en intervalos regulares a modo de calibrar la ingesta de agua con la pérdida de líquidos a través del sudor. La mayoría de las personas tolera unos 150-200 mL de líquidos ingeridos cada 20 minutos, obviamente evitando las bebidas azucaradas.
Beber líquidos es muy importante, pues el agua es el mayor componente de nuestro cuerpo e interviene en múltiples procesos metabólicos, entre ellos, participa en la regulación del equilibrio de electrolitos. El cuerpo se esfuerza en que la cantidad de agua total sea estable, y por lo tanto, también intenta mantener el nivel de sodio en sangre. Por ello, cuando existe un exceso de sodio, el organismo retiene agua para diluir este mineral, entonces, se siente más sed y se orina menos. En cambio cuando la concentración de sodio desciende o la cantidad de agua se incrementa el riñón excreta más líquido para mantener el equilibrio. En este proceso participa la glándula hipófisis situada en el cerebro, la cual libera hormona antidiurética cuando el agua es escasa en el cuerpo o inhibe la liberación de esta sustancia cuando existe un exceso de líquidos en el organismo.
La hiperhidratación se genera cuando el consumo de agua es superior a su eliminación y las alteraciones que pueden producirse se deben a la dilución excesiva de sodio en la sangre y el órgano más afectado suele ser el cerebro, pues los cambios bruscos en el contenido de agua generan la imposibilidad de adaptación de las neuronas y ocasionan confusión mental, convulsiones y hasta el coma.
La hiperhidratación no se produce si la cantidad de líquido ingerido supera los 7.5 litros al día y si la hipófisis, los riñones y el corazón funcionan correctamente. Entonces, es mucho más frecuente el exceso de agua en el cuerpo en enfermos renales, por ejemplo, y alcanzar una ingesta de más de 7 litros diarios no es muy difícil, sobre todo, si por cada hora de ejercicio ingerimos 2 litros y en cada comida del día consumimos 1 litro de agua.
Cuando los niveles de sodio descienden, y existe hiponatremia, se pueden ocasionar edemas cerebrales, comas y hasta la muerte, por ello, así como no conviene descuidar la ingesta de agua para prevenir la deshidratación, debemos prestar atención a los líquidos consumidos para evitar la hiperhidratación. Pues aunque no se trate de un trastorno alimentario tal como es la potomanía, puede producirse una hiponatremia a causa de la ingesta desmedida de agua, con la única intención de prevenir la deshidratación.
Concluyendo, los excesos no son buenos y la única manera de prevenirlos es tomar agua en cantidades suficientes, repartidas a lo largo del dia, para evitar desequilibrios y favorecer el rendimiento deportivo sin caer en la abundancia que puede traer grandes consecuencias. La recomendación es no superar los 5 litros diarios de líquido ingerido y sobre todo, recurrir a bebidas isotónicas cuando se trata de ejercicios de larga duración, pues de ellas no sólo obtenemos agua, sino que compensamos los niveles de sodio y otros electrolitos que también se pierden ante el esfuerzo.
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