Los calambres son uno de los enemigos a vencer de los deportistas. Te dejan muy dolorido, obligando a parar y en el caso que puedas continuar, quedas mermado para lo que resta de prueba, e incluso deja una huella dolorosa en la zona durante varios días.
De todos los modos, salvo en casos puntuales y esporádicos, los ciclistas y en general aquellos que tienen tendencia a sufrir calambres, son reincidentes y detrás existe una deficiente preparación para la prueba objetivo y particularmente, una falta de entrenamientos de fuerza. Más alla de pautas inadecuadas de nutrición, hidratación y ritmos inadecuados para los que se ha entrenado, que también suman negativamente, suele fallar el entrenamiento.
Lo que es evidente, es que salvo excepciones contadas, casi la totalidad de los ciclistas que sufren calambres es cuando participan en marchas largas. Es curioso, incluso aquellos que han seguido una preparación adecuada.
En pruebas competitivas que suelen ser de mucha menor duración, más explosivas y con gran componente anaeróbico, es más extraño que se den calambres. Ya no sólo por una menor duración (muchas menos contracciones musculares), sino porque para participar en este tipo de pruebas el nivel del ciclista debe ser elevado y además de tener condiciones para ello, la preparación tiene que ser adecuada.
Más allá del tema relacionado con la preparación e intensidades, otro dato a tener en cuenta, es que si el desarrollo de la prueba tiene lugar en condiciones ambientales de calor y humedad, podríamos sumar ingredientes para que puedan aparecer los calambres.
Con estos ingredientes comentados, la ciencia ha centrado sus estudios, que no son pocos, en valorar tres causas que pueden ser las que ocasionan los calambres: la fatiga muscular, la deshidratación y la pérdida de electrolitos. Estos tres factores se les conoce como “la triada”. Y ya te podemos anticipar que se han realizado numerosos estudios según la implicación de los distintos factores y los resultados no son concluyentes en ninguno de ellos como causa principal para sufrir calambres. Aunque la hipótesis que más se baraja y que cada vez cobra más fuerza es la relacionada con la fatiga muscular.
Luego nos encontramos en el peor de los casos, con un grupo de ciclistas que a pesar de seguir un entrenamiendo adecuado, llevar un control minucioso de su alimentación, antes y durante las pruebas, hidratación adecuada y seguir ritmos para los que han entrenado, a partir de unas determinadas horas, sufren calambres.
La pérdida de electrolitos
Por norma general, en la práctica deportiva y particularmente dentro del ámbito recreativo, se atribuyen los calambres a la falta de electrolitos. Ya sea por su pérdida durante la práctica del ejercicio, o por alguna carencia nutricional. Y más concretamente, el problema o la carencia se suele focalizar en el déficit de dos minerales: magnesio y potasio (cuando curiosamente un buen número de estudios de investigación se centran en mayor medida en el déficit de sodio y calcio).
Ello provoca que muchos deportista se decidan por la suplementación con complejos vitamínicos que aporten magnesio, potasio y si aportan alguno más mucho mejor porque seguro que no vendran mal.
Aparte se toman medidas a nivel nutricional y los plátanos son los que se llevan “la palma”. Se convierten en protagonistas de la dieta, particularmente en los días previos a las grandes citas.
Su fama les precede como una fuente rica en potasio, mineral que interviene en la contracción muscular, y en base a ello, si se comen plátanos parece ser que no llegarán los calambres (cuando hay alimentos que contienen bastante más potasio en la misma cantidad de alimento). Sí, quizás hayas visto comer porciones de plátano a Novak Djovik o Rafa Nadal en algunos momentos de descanso durante sus partidos. Pero puedes estar seguro que va a ser por el aporte de carbohidratos y no por el potasio que puedan tener los plátanos (con ello no queremos decir que sea un mal aporte).
Sin embargo, tenemos otros minerales que también intervienen en la contracción muscular, como calcio y sodio, cuyo déficit en este último caso puede ocasionar muy serios problemas por su pérdida a través del sudor, y no se le presta un especial interés. Afortunadamente las bebidas isotónicas sí, y por ello la proporción que se les añade de sodio es mucho mayor que al resto de electrolitos.
Fatiga muscular
Dentro de la investigación, cada vez hay mayor evidencia en el sentido de que la fatiga muscular está detrás de los calambres. Trabajar a intensidades más altas para las que se ha entrenado y en esfuerzos durante un periodo de tiempo prolongado, favorecen una alteración neuromuscular que ocasiona calambres. El ciclismo es un deporte que debido a que existen contracciones musculares de forma repetitiva, estamos más expuestos a sufrir calambres.
Conforme el músculo se fatiga, existen mayores señales de excitación muscular y menores señales inhibitorias. Si las contracciones musculares continuan, al final terminan apareciendo los calambres. Es más, si al terminar la prueba estás muy fatigado muscularmente, y aplicases electroestimulación con el fin de recuperarte muscularmente, el efecto puede ser el contrario y en un músculo tan cansado, se pueden originar calambres.
De hecho, en estas situaciones determinados programas de electroestimulación enfocados a la recuperación pos ejercicio, están desaconsejados.
Una vez que hemos descrito las distintas causas que estudia la ciencia, existen otros factores que pueden verse involucrados y sumar negativamente al problema que estamos tratando.
- Abusar de desarrollos e ir a cadencias demasiado bajas: Las tensiones musculares son mayores y por lo tanto pueden acelerar la fatiga muscular. Si además es un músculo que no ha trabajado fuerza, se acelera el proceso de fatiga.
- Medidas inapropiadas de la bicicleta: Con ello se puede hacer trabajar incorrectamente al músculo, independientemente que ello puede ser motivo de lesión. Igualmente la colocación correcta de las calas en las zapatillas es muy importante para que la pedalada y aplicación de la fuerza sea correcta, y trabajen los músculos implicados y no otros.
- Incorrectas pautas nutricionales de forma continuada: En estos casos, sí se pueden ocasionar carencias que interfieren en el funcionamiento muscular, y quizás sí estaría justificado la suplementación con algún complejo vitamínico. Pero siempre bajo la prescripción de un profesional.
- Estrés y falta de descanso: En estos casos, el sistema nervioso es uno de los que puede verse afectado y repercutir negativamente.
- Falta de calentamiento: En pruebas de fondo no suele tener tanta incidencia, salvo que salgas a fuego. El calentamiento sería casi imprescindible sobre todo en pruebas muy explosivas ya que además de ocasionar calambres, se pueden ocasionar sobrecargas y lesiones.
- El alcohol en días previos: El alcohol es una de las causas que favorece la deshidratación. Se deja de segregar la hormona antidiurética como es la vasopresina, el agua no es captada por los riñones y se expulsa. Además con ello dificultamos enormemente el almacenamiento del glucógeno a nivel muscular y hepático.
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